En la vida moderna, tendemos a medir la felicidad en función de lo que tenemos y a establecer en la comodidad y el mínimo esfuerzo nuestra zona de confort. Pero, ¿y si te dijera que el secreto para una vida plena y feliz no reside en la acumulación de comodidades y bienes materiales, sino en la valentía de enfrentar lo que nos hace salir de esa zona a la que denominamos "confortable"?
Michael Easter, periodista en el ámbito del bienestar y profesor en la Universidad de Nevada, ha descubierto el secreto y la esencia del bienestar en los misogis japoneses, un antiguo método que ha sido adoptado por figuras destacadas como el profesor de Harvard, Marcus Elliot, y deportistas de élite, que revela que la verdadera felicidad podría encontrarse en la simplicidad y en el enfrentamiento de desafíos personales, en lugar de en la acumulación de bienes.
El misogi japonés: Un camino hacia la felicidad plena
El misogi no es una práctica moderna. Sus raíces se encuentran siglos atrás en la mitología japonesa. Se narra en el Kojiki, el texto más antiguo de Japón, la historia de Izanagi, quien, tras un fallido intento de rescatar a su amada del inframundo, se purifica en las aguas heladas de un río.
Esta acción simbólica no solo lo limpia de la contaminación de la muerte, sino que también le otorga una claridad y fuerza sobrenaturales.
Inspirado por esta leyenda, el misogi se ha transformado en una corriente de crecimiento personal en Japón que implica someterse a pruebas físicas y mentales para reiniciar la percepción de los límites personales, con el fin de encontrar claridad mental y renovación espiritual.
¿En qué consiste El método Elliot, basado en los misogis?
Marcus Elliot ha sido toda una inspiración para Michael Easter en su viaje transformador hacia la felicidad plena. El profesor de Harvard ha creado un método, basándose en los misogis japoneses, que han seguido algunos de los mejores jugadores de la NBA y deportistas profesionales no solo para mejorar su rendimiento, sino porque les hace sentir mucho más felices después de practicarlo.
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El entrenador encontró en los misogis más que un simple ritual, sino una práctica ancestral que desafía nuestra concepción occidental de la felicidad y el 'statu quo' de nuestra zona de confort, que desvela un camino hacia la felicidad con menos cosas, pero con más esfuerzo.
Michael Easter, tras su encuentro con Marcus Elliot, descubrió así que el gran secreto de la felicidad se encuentra detrás de las experiencias que nos hacen sentir incómodos, pero que desembocan en un horizonte de superación personal.
¿Cómo puede ayudarte la regla de los misogis de Elliot?
El profesor de Harvard, Marcus Elliot, influenciado por los principios de los misogis, ha desarrollado su propia regla para potenciar el rendimiento de los deportistas a los que entrena, y que tú también puedes aplicar a tu vida cotidiana para expandir tus horizontes y redescubrir tu potencial.
Se trata de que te desafíes a ti misma, que busques situaciones que te saquen de tu zona de confort y de alguna forma, te obliguen a crecer.
Esta regla, según Elliot, "debe tener una probabilidad de éxito del 50% o menos", para asegurar que cada misogi (o avance) sea una verdadera prueba de resistencia y crecimiento personal.
Claves para empezar a practicar el método de los misogis
Todo esto suena muy bien, pero te preguntarás: ¿cómo puedo comenzar a integrar los principios de los misogis en mi vida? Es muy fácil. Solo tienes que poner en marcha las claves prácticas que ofrece Elliot para embarcarte en este viaje hacia la felicidad.
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Identifica la incomodidad: Reconoce las áreas de tu vida donde te sientes cómoda y complaciente. Estas son las áreas que necesitan ser desafiadas para fomentar el crecimiento personal.
Establece metas desafiantes pero alcanzables: Define retos que te obliguen a salir de tu zona de confort y te impulsen a crecer. Deben ser desafiantes pero alcanzables, lo que te permitirá experimentar un sentido de logro y satisfacción al superarlas. Puede ser desde correr una maratón, hasta escalar una montaña o cualquier actividad que desafíe tu resistencia física y mental.
Acepta el fracaso como parte del proceso: "El fracaso es inevitable en el camino hacia el crecimiento personal", manifiesta Elliot. En lugar de temer al fracaso, abrázalo como una oportunidad para aprender y mejorar.
Cultiva la resiliencia: La capacidad de recuperarse de los contratiempos es esencial para practicar los misogis. Cultiva la resiliencia a través de la autocompasión, la autoaceptación y el aprendizaje de las experiencias difíciles.
Lo importante es lo que eres, no lo que tienes
Al adoptar estas claves en tu vida diaria podrás comenzar a experimentar los beneficios transformadores de este método inspirador que revela que la verdadera felicidad no se encuentra en la búsqueda constante de comodidades, sino en la disposición a abrazar la incomodidad y el crecimiento personal.
Los misogis también nos enseñan a valorar no tanto lo que tenemos, sino quiénes somos y cómo elegimos vivir nuestras vidas.